La dimensión “tecnología”, es hoy por hoy de capital relevancia, y más específicamente la conectividad a internet y el acceso a los dispositivos móviles de comunicación, toda vez que estos nos cercan cada día más en la estratégica cárcel electrónica global promovida desde el Estado y las empresas del ramo, como locomotoras o salvavidas para salir supuestamente de la pobreza.
La creación del hábito de uso de las nuevas tecnologías, la implementación de patrones de consumo, el diseño de programas de recambio tecnológico y la saturación mediática de productos de alguna gama tecnológica que desbordan la capacidad de pago de la mayoría de los habitantes del mundo, nos abruma bajo el lema de acercar las distancia y prohijar la libertad de comunicación.
Lo anterior no es aleatorio. Opera bajo la convicción de quienes pregonan y nos hacen creer que la interacción de los individuos y de las sociedades a través de la red digital es el vaso comunicante de la igualdad, la fraternidad y la solidaridad.
De entrada, no se puede pensar que la tecnología por si sola nos convierte en sus esclavos, y mucho menos que debemos oponernos a ultranza al proceso de cambio tecnológico, lo cual puede ser visto como un exabrupto, un despropósito o una posición retardataria.
Pero, igualmente es iluso pensar que éste hilo conductor es independiente de la voluntad de las organizaciones de control, los conglomerados financieros, los empresarios del ramo y las estructuras gubernamentales que intervienen en este proceso con intereses marcados.
Sería como suponer que la fuerza de la historia es completamente independiente y carente de intención de las personas influyentes en la misma. Hay multitud de factores que son capaces de determinar el rango tecnológico del momento, para convertirnos de paso en usuarios, libertinos o librepensadores al utilizar los medios tecnológicos.
No son de poca monta los intereses financieros o económicos, así como los factores estratégicos, geo referenciales, políticos, demográficos, sociológicos, psicológicos y culturales que influyen, programan y determinan su cuando, como y donde en los avances tecnológicos.
Una gran verdad al respecto, que no admite duda y que ha sido probado en el diario vivir, radica en que el impacto de los cambios tecnológicos a través del desarrollo de la humanidad, no han sido propiamente el instrumento que nos acerque a la libre interacción de los hombres; que promuevan la igualdad entre semejantes; y garantice la creatividad libertaria de los seres humanos.
La educación, la formación con sus instrumentos pedagógicos para acceder a la tecnología, la posibilidad democrática de decidir sobre sus fines y aún más, la capacidad de elegir el tipo de tecnología sobre la cual navegar, no es independiente del entorno creado por los regentes de las tecnologías de avanzada, que paulatinamente dosifican su ingreso, en aras de su maximización económica, y control en la información reservada que morigera su uso.
El usuario, frente a lo disponible, usa y abusa de la tecnología. En algunos casos como retaliación contra el mismos entorno creado, o ya sea producto de su inventiva o como resultado de la falta de regulación en sí misma. Es común oír que “la tecnología no es ni buena ni mala, todo depende de cómo se use”, con lo cual se convierte en el instrumento para realizar y obtener cosas positivas o negativas, verdades parciales e incompleta o inventivas de desastrosa o fabulosa facturación.
La tecnología, es desarrollada por individuos y grupos de trabajo con finalidades e instrucciones precisas. Estas elites de personas y agrupaciones empresariales están muy influenciadas por fuerzas económicas y políticas, que confluyen además con el afán personal de la tribu de actores de escalar posiciones y obtener en el menor tiempo posible su mayor nivel de acumulación de riqueza a costa del proceso.
El espejismo tradicional y enciclopédico del científico productor de medios tecnológicos, como un individuo enjuto, austero y aislado del mundo es, casi siempre, una apreciación alejada de la realidad. Quien, como científico, técnico y tecnólogo, proyecte su abnegación al trabajo altruista y desinteresado en sus resultados, puede rayar en la farsa total y no encajar en la foto.
El rol de los desarrolladores de nuevas tecnologías, los individuos conexos a la misma y los grupos que implantan tecnología son activos e ideológicamente comprometidos con sus intereses, y recurrentemente manejan unos finos hilos que amparados bajo el concepto de la modernidad y la neutralidad tecnológica convergen con los intereses de los individuos que fungen como Estado. La obtención de las metas, el cumplimiento de los indicadores y el logro de los estándares, no da paso a lo social, lo moral y lo éticamente responsable desde la fuente.
El usuario, de alguna forma, bajo el criterio personal, nivel educativo y capacidad de auto regulación ejerce una decisión personal en la elección y uso del tipo de tecnología que brinda el mercado y el desarrollo que se desprende del mismo. Esta práctica siempre estará expuesta a que bajo el peso y la presión de las fuerzas económicas, la voluntad individual y colectiva de utilizar para cosas positivas la tecnología termine peregrinando en el abuso negativo, soslayando socialmente lo responsable y gravitando sobre lo irresponsable.
Personas del común, organizaciones gremiales y movimientos sociales, se preocupan por la inclusión de la gente en el diseño de las políticas sobre tecnología, en la profundización del conocimiento de las nuevas tecnologías, en la adopción de la tecnología a las necesidades reales de los individuos, en la medición de los impactos de los proyectos, en el ejercicio de las buenas prácticas y, particularmente en contemplar la posibilidad de incluir otra forma de ver y percibir la tecnología.
Los brazos armados sobre los cuales discurre la nueva era, el Internet y los teléfonos móviles, son sólo una herramienta, una tecnología, como lo fue en su momento la energía atómica, la televisión o la dinamita. Dependen de la apropiación que le fijen los Estados, de los límites y avances que le impriman los proveedores y del uso que le damos los usuarios para que estos conduzcan al aumento del bienestar y la calidad de vida de la sociedad en su conjunto.
Los avances tecnológicos de actual, nueva y próxima generación -como otros medios- cambian al hombre. Pero la dirección de ese cambio no está supeditada exclusivamente al nivel educativo que tengan los usuarios, ya que el resultado positivo o negativo, que resulta de utilizarlos depende en gran medida de la solvencia moral y ética de su implementación en la sociedad por parte de los proveedores de Tecnologías y los funcionarios públicos. No más saltos al vacío en procura de la prosperidad.
“Nos estamos convirtiendo en esclavos a las nuevas tecnologías. Vamos detrás de ellas como un niño va detrás de una paleta”.
Este vídeo refleja un poco la realidad en la que nos vemos involucrados día a día por medio de una sociedad de consumo que lo único que hace es quitarnos nuestro poder adquisitivo y dárselo a las grandes empresas.
http://www.youtube.com/watch?v=Fddwn8ro4ZI
1 comentarios:
Hola muy interesante tu tema y es verdad esa es la cuestion sera libertad o esclavitud, en mi punto de vista es como uno la quiera ver a veces es muy esclavisante como a veces te da libertad de hacer muchas cosas y entretenerte. ;)
Xebas7 ;)
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